miércoles, 31 de diciembre de 2014

Obra de la Casualidad

Cuando llegué en marzo a Lima podría haberme sentido en el puerto de Veracruz, pero una cerveza Cusqueña y un -concha sumare- de un conductor desquiciado en la Avenida Universitaria me sumergieron en la calurosa capital costeña, jamás pensé que la casualidad se hiciera presente desde entonces, ya que sólo había llegado con la bendición de mi madre y una promesa que hasta ahora he tratado de cumplir. Después de haber pasado una noche en un hostal de San Miguel con un descuento de diez soles gracias a que la recepcionista de apellido Torres, me dijera que en Lima también hay personas con dicho apellido, (que casualidad pensé irónicamente) debe ser la conexión española que une a los dos países, sugerí cordialmente. Asistí por la mañana a la Universidad Católica del Perú para matricularme en mis cursos de maestría, causa original que me había traído de regreso al país, ese mismo día recomendado por la universidad, me alojé en Casa Klem, que brinda hospedaje a estudiantes de intercambio, en este lugar se encontraban chicos de España, Francia, Brasil y México (que casualidad volví a pensar) ya que del país de donde venimos, los mexicanos, el Perú significa lo mismo que Guyana, Surinam o Barbados, zonas inexistentes en el mapa mental del continente Americano.

Casualmente aquel día también era cumpleaños de Luis, un chico mexicano que me abriría las puertas de la comunidad en la casa y a la larga, un hermano, que encontraría en la tierra donde -ser gritón y grosero es más bien una cualidad que un defecto- solía decirme, Luis jamás olvidará que nos conocimos aquel día que era su cumpleaños y tampoco olvidará que nunca lo felicité por dicho evento, pero lo que yo jamás olvidaré por otra parte, es como él, Guilherme, Clemente y Rosita subimos el escritorio, la cama y el ropero que amueblaron la pequeña habitación blanca junto al baño del tercer piso. Ahí instalé la oficina, sensación que se lograba gracias al escritorio que miraba de frente a la puerta gris que permanecía siempre abierta en verano.

Casualmente tampoco podré olvidar como después de mi llegada a la ciudad gris, que por aquellos días vestía un calor de la chingada con guantes de sol. Mi sesión de spotify se vio cancelada al no reconocer la conexión fuera del área donde abrí la cuenta (México obvia y casualmente), sin más remedio sacudí la maleta de viaje esperando encontrar un pequeño artefacto que me fuera obsequiado en mi cumpleaños semanas antes en el D.F. por una compañera del trabajo, que si ahora me preguntarán su nombre no podría contestarles, pero que si me preguntaran cuán feliz me hizo por el regalo que no valoré del todo sino hasta aquel día, les diría que ha sido uno de los mejores regalos de cumpleaños que he tenido. Conecté la laptop al aparato con forma de manzana eléctrica, encendí, di varias vueltas por las estaciones limeñas pero nada, no encontraba prácticamente nada que fuera de mi agrado, horrible pop, reggaeton, chisme basura, salsa, pop gringo, mas chisme con dejo argentino, pop ochentero, Corazon Serrano en más de una estación, noticias, hip-hop comercial, estática, chisme basura peruano, ópera, estática, horrible pop, nada, nada, nada. De pronto, la voz de una chica que anunciaba el excesivo calor veraniego con la noticia de que Metallica se presentaba en el Estadio Nacional llamó mi atención, rock de los noventas con buena onda en la conducción del programa y un grupo de reggae que presumía ser peruano con una tonadita pegajosa al cerrar el programa, se quedaron en mi mente por el resto del día, a las tres de la tarde salí volando a mi primer clase de historia del arte sin conocer el nombre de la canción, ni el de la conductora ni prestar atención al nombre de la estación de radio.

Al día siguiente al prender la radio sintonice de nueva cuenta la estación de nombre X Radio y reconocí la voz que presumía ser Linda Pasco, los siguientes días fueron la radio y su conductora, mi compañía en la blanca habitación con persianas americanas en la ventana que dejaba entrar el verano todos los días desde las once hasta las tres cuando me apresuraba para ir a mis clases de posgrado, varias veces pedí canciones por facebook y varias veces también llegaron a sonar, fue una linda etapa que me hacía recordar casualmente el encanto que tiene la radio en su comunicación tan distante y cercana que se crea entre los conductores y sus oyentes.

A los trece años escuchaba Radioactivo (98.5 FM) cuando regresaba del colegio, a los veinte Reactor (105.7 FM) en el auto hueveando en el estacionamiento de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, ahora escuchaba X Radio (91.9) en otra ciudad que parecía no querer avanzar musicalmente aferrándose a sus recuerdos musicales más nostálgicos y afectivos.

Por desgracia el verano terminó llevándose un poco de la felicidad de aquellos días, en donde podía ir en bermudas a la universidad, visitar con Luis las librerías de  toda la ciudad, tomar cerveza con Guilherme en un pequeño bar de mala muerte de la avenida Brasil, comer chifa y hamburguesas a la medianoche y hasta mirar un satélite artificial surcar todo el cielo despejado de Lima en un día de Abril. Ahora el invierno me traía una nueva cuenta de spotify, la garúa bajo la panza de burro, más ropa abrigada y cafés por cervezas, y así, un día apagué la radio y la guardé en un cajón del escritorio olvidándome de ella. Casualmente, otro día de Diciembre, esperando que regresara el verano en un concierto que Café Tacvba dio en el Parque de la Exposición, Alexis y yo ofrecimos treinta lucas más por pasar de zona general a estar en primera fila, y en esa primera fila estaba en vivo el rostro de la chica que aparecía en los anuncios de facebook publicitando el programa Xity Music con Linda Pasco, estaba ahí la voz que escuché por varios meses al inicio del año, estaba ahí y no pude soportarlo, así que como buen groupie fui a preguntarle si era Linda, Linda Pasco, extrañada me vio fijamente, me dijo que sí y me pregunto secamente: ¿Y quién eres tú?








Y por alguna otra casualidad de esas que da la vida, hoy se transmite el último programa que Linda conduce en X Radio, afuera es verano en colores grises, pero yo me quedaré en la habitación blanca coloreando las paredes con la música que Linda suelte, esperando la canción de Laguna Pai que anuncia la libertad tan pegajosamente.

sábado, 20 de diciembre de 2014

El Colchón Infalible

Desperté
el colchón infalible
se destripó como globo aerostático
un virus se apoderó de mí
¿Qué me pasó?
ésta habitación se tragó mi vida
pero tú estabas aquí
y tus ojos estaban aquí
y tus cabellos estaban aquí
y tu sub-consciente también estaba aquí
entones pude morir(me) en paz
mientras preparabas el desayuno


los bares vacíos se pudrirán en soledad

mi taladro-hipotálamo dejará de segregar suciedad 
la conchesumadre construcción del edificio
en el que no viviremos, dejará de retumbar en mi cabeza 
y mi conciencia cochina dejará de esperarte ardiendo
en la habitación más caliente de mí memoria.


Desperté

el colchón infalible 
se destripó como globo aerostático
y los recuerdos más hermosos de tu presencia
se agitaron en el torrente alcoholizado de mi corazón
para inhalar que alguna vez estuviste aquí.