martes, 21 de noviembre de 2017

Halcón Negro

La poesía
es un campo de batalla implacable
una vida imperfecta
el pelotón de avispas negras
en espera del fusilamiento.

La hoja limpia es Iraq / Afganistan
toda Sodoma y Gomorra.

Una hermosa playa
el recio sol
la primer bala es el amor
un maldito halcón negro / ruleta rusa
del deseo / placer y odio.

En medio de la tormenta
me refugio en la trinchera
detrás del café instantáneo
me olvido entre versos
y golpeo la posibilidad
de no tener una vida larga
aburrida o poco interesante.

Un rifle en el tintero
las teclas granadas
explotan una tras otra
ráfaga de violencia y sangre.

El halcón negro rasga mi cordura
para que las palabras se desplomen
como casquillos calientes sobre el papel
y si resulto herido
que sea un convoy de morfina
quien me rescate
de la estupidez inconsciente
de morir con gangrena
degollado / quemado
con el cuerpo desmembrado
en búsqueda del madrazo preciso
del proyectil fulminante
de la prosa que impacte
directo en el blanco.

Sólo los muertos
han visto el fin de ésta guerra.

Por eso escribo
para morir en una línea de dolor
y no convertirme en su rehén
tragarme el auxilio
aspirar la amargura
desdicharme el corazón.

Soy adicto a esta guerra
que no siente orgullo de matar a alguien
ni se aflige
por el miedo de perderlo todo
se derriba / se aniquila y se encuartela
condenándome a no salir vivo de aquí
sino es hasta quemar / mi último cartucho.