jueves, 29 de septiembre de 2016

Corazón Ordinario

Escurro como un somnoliento / cuerpo pestilente
que viaja por los trenes imaginarios
de esta ciudad / tormenta
la oscuridad del túnel me ahoga
bajo el sonido del mar
cierro los ojos
y sueño que escribo un poema
en el que mi sudorosa carne folla
con todas las partes de tu cuerpo
agua azul con peces negros
estrellas marinas
estrellas de cielo
bajo lo estridente de tu mirada
que puede extermina el mundo
en un instante

Como suicida húmedo
me desintegro
entre tus muslos estrechos
criatura o/diosa
planta carnívora
medusa eléctrica
que oscurece los días
ilumina la noche
consume mis ojos
me lleva al psiquiatra
y espera bajo el fuego
el golpe cardiaco
que parta este corazón ordinario
y lo despierte de esta te/diosa letanía
de 24 mil horas de viaje
a ninguna parte

La ciudad / vendaval
nos ha convertido en un poema
y aún no tengo el sueño necesario para escribirlo.

viernes, 23 de septiembre de 2016

¡Alarma!

En algún instante, no hace mucho tiempo, a penas lo recuerdo, comencé a vivir sin pensar en el transcurso de los días, a filtrar las mañanas por la cafetera hasta disolverlas en el trafico de las noches por la avenida Insurgentes Norte.

Llevo meses sin poder escribir una buena línea, un buen verso, algo que desmadre el inconsciente, ofenda el instinto. Pero nada sale de mi cabeza más que trabajo de oficina.

El deterioro que mi cuerpo siente al tener que acostumbrase a la rutina, a un edificio, a personas encerradas, estacionadas en habitaciones que desintegran su energía para conseguir dinero, esconde mi verdadero deseo de quedarme en casa y  no hacer nada. O el de salir a las calles del centro y toparme con una vida de aventuras y libertinaje con la que se sueña y muy pocas veces se hace realidad.

La abstinencia de letras no me ha impedido tener  ideas que se revolotean en mi mente. Ahí hay paisajes, nombres, muchos sentimientos, descuidos, un cúmulo de situaciones, acciones, pero casi nada es concreto.

Se que ahora escribo por el simple hecho de regresar.

Tratar de llevarme bien con el teclado de esta máquina para que me permita decir cosas es lo único que me queda. Además de las ráfagas en mi cabeza y el sonido de una ¡ALARMA! que no deja de joder en mis oídos y que indiscutiblemente proviene del mundo exterior pero que para mí, es la inmovilidad de mi percepción aturdida en esta tarde de septiembre que me ha generado el innecesario impulso de escribir.


En unas horas o quizá mañana o dentro de algunos meses volveré a releer estas líneas, quizá nada tenga importancia entonces, como ahora y todo se reconvierta en un montón de imágenes que simplemente desfilaron sin sentido por esta malquerida cotidianidad de conciencia implosiva, rezagada, perdida por los días que no se puede escribir porque simplemente, no le importan a nadie.

viernes, 9 de septiembre de 2016

No Escribo Nada

Trato de escribir algo
que no sé todavía
que es

una idea me hunde entre signos
el mar brota de las coladeras
borro palabras / acentos
trato de escribir algo

beso un cadáver
mientras el teléfono suena
no me responde nadie
el cadáver ahora en el piso
más palabras
el cadáver frío me excita
hormigas salen de sus cavidades
se desbordan en mi

colapso horizontal
eyaculo sobre sus ojos cerrados

soy un animal infame
un cúmulo de errores
escondidos entre estas líneas
que no dicen nada

entierro el cadáver bajo un verso
entre un suspiro
y la fosa del tiempo

estoy enfermo
borro todo
se queda algo

no escribo nada.